Los
aceites dieléctricos se utilizan fundamentalmente en transformadores.
El
aceite debe cumplir varias funciones en un transformador, principalmente tiene
FUNCIÓN AISLANTE O DIELÉCTRICA y REFRIGERACIÓN. Además debe evitar la
producción de descargas parciales y arcos e impregnar los aislantes sólidos
para eliminar el aire de los poros.
Función
dieléctrica: Las estructuras aislantes de los
transformadores sumergidos en aceite, están constituidas por papel aislante
impregnado de aceite, cartón impregnado en aceite y aceite.
En
la mayoría de los casos, la estructura aislante del transformador está formada
por un revestimiento de papel en el electrodo y un espacio de aceite dividido
por barreras de cartón, de lo que se deduce que el aceite es el material
principal al que se confía el aislamiento de los transformadores.
Función
refrigerante: Tanto en los arrollamientos como en el
circuito magnético de los transformadores se producen pérdidas en forma de energía
calorífica. Este calor debe ser evacuado al exterior de forma que no se
alcancen, ni en los focos de generación ni en otras partes del circuito
térmico, temperaturas que puedan dañar a los aislantes.
En
los transformadores sumergidos en aceite, la función de transmisión de calor
desde la superficie de las zonas donde se genera hasta la superficie interna
del dispositivo que evacua el calor al medio ambiente la realiza el aceite.
Las PROPIEDADES
de los aceites dieléctricos son:
Viscosidad adecuada: El
calor generado en el núcleo del transformador se elimina por conducción,
radiación y convección. La eliminación del calor por convección depende de la
fluidez del aceite, de forma que cuanto más fluido sea éste, más fácilmente se
efectuará la transmisión de calor. Por ello, todas las especificaciones limitan
el valor máximo de viscosidad. A baja temperatura, la viscosidad se eleva y se
convierte en factor crítico del arranque en frío de los transformadores sin
circulación.
Alta
rigidez dieléctrica: La tensión de ruptura o rigidez dieléctrica
es una característica fundamental de los aceites dieléctricos ya que indica su
capacidad aislante. Ésta depende de la humedad, los sólidos en suspensión,
gases disueltos… La extracción del agua y partículas puede proporcionar a
cualquier aceite una rigidez superior a 70 Kv.
Alto
grado de pureza: El rendimiento de los fluidos aislantes
está muy condicionado a la presencia de contaminantes como el agua, sólidos y
contaminantes iónicos. Los efectos del agua y los contaminantes iónicos son:
Efecto de la humedad en el
aceite: Los fluidos aislantes nuevos de calidad están
prácticamente exentos de humedad. Sin embargo, todos ellos tienen capacidad de
absorción de agua, cuya presencia disminuye la capacidad aislante del aceite y
puede afectar a la de los demás aislantes sumergidos en él. A medida que un
aceite se oxida, su capacidad de disolución de humedad aumenta.
El aceite disuelve el agua
hasta el límite de solubilidad, que para los aceites nuevos es de unos 60ppm,
aumentando dicha solubilidad con la temperatura. Con concentraciones superiores
a 60ppm o si hay una liberación de agua por bajada de la temperatura, ésta
puede depositarse en áreas de campo eléctrico, provocando fallo.
Efecto de las partículas en
suspensión: Al igual que la presencia de humedad, la contaminación
de los fluidos con partículas en suspensión, provoca un descenso en la rigidez
dieléctrica. Los contaminantes más habituales son celulosa, acero y cobre.
Concentraciones de estos contaminantes en torno a las 10.000 partículas de 45
micrones en 10 ml pueden reducir a más de la mitad la rigidez dieléctrica
inicial del aceite.
Bajo
factor de pérdidas dieléctricas: Las pérdidas dieléctricas
de un material aislante corresponden a la potencia activa disipada, que es
proporcional a la tangente del ángulo complementario del desgaste entre la tensión y la intensidad (tangente de delta). Por
ello, éste es un parámetro al que todas las especificaciones de un aceite
aislante hacen referencia.
El valor típico de un aceite
de calidad en el momento de su fabricación es del orden de <001 a 90ºC. Sin
embargo, este valor puede variar sensiblemente por la simple contaminación
(incluso en ppm), durante la propia fabricación o el envasado. También depende
mucho de la contaminación y/o oxidación del fluido durante el servicio.
Adecuado
punto de inflamación: El valor mínimo del punto de inflamación
está especificado por razones de seguridad, aunque el riesgo real de explosión
a la temperatura habitual de servicio es mínimo.
Las condiciones habituales
de trabajo suponen temperaturas inferiores a 100ºC y ausencia de oxígeno.
Bajo
punto de congelación: Se exige un bajo punto de congelación y
buena fluidez a baja temperatura para evitar la posible precipitación de las
parafinas de los aceites en climas fríos que provoquen una menor evacuación del
calor.
Se prefiere usar bases
nafténicas puesto que tienen menor punto de congelación antes que aditivar con
depresores del punto de congelación ya que podrían provocar residuos. En el
caso de llevar aditivación el fabricante debería hacerlo constar.
Libre
de azufre corrosivo: Dada la reactividad química que tiene el
azufre respecto a los componentes metálicos de los transformadores, en especial
el cobre, los fluidos dieléctricos deben estar completamente exentos de azufre
y derivados con tendencia a la corrosión. Gran parte de las averías que se
producen en trafos se deben a la corrosión del devanado de cobre, que
reacciones con el azufre y forma deposiciones de sulfuro de cobre.
Bajo
índice de acidez: un alto AN indica la posible presencia de
componentes ácidos. Estos componentes atacan a los materiales del transformador
disminuyendo sus características dieléctricas. A los aceites nuevos se les
exige un valor de AN en torno a 0,03.
Alta
estabilidad a la oxidación: El mayor problema de los aceites en
servicio es su fácil oxidación, que conlleva formación de lodos y ácidos
perjudiciales para el equipo. Este deterioro es consecuencia de la ruptura
molecular de los hidrocarburos y se acelera por la temperatura y la presencia
de catalizadores como el cobre o el hierro.
La oxidación provoca dos
tipos diferentes de lodos, uno de naturaleza asfáltica que se deposita sobre
las partes más calientes del núcleo y los arrollamientos y que no tiene
influencia sobre la rigidez dieléctrica, aunque sí sobre la disipación de
calor. Y otro tipo, de apariencia jabonosa, resultado de la reacción de los
ácidos orgánicos de la oxidación de los metales presentes en el transformador.
Este tipo de lodos tiene gran afinidad por el agua y su presencia tiene un
efecto muy negativo, tanto en la rigidez como en la capacidad de refrigeración.
Adecuada
solubilidad de los gases: El fluido aislante sufre durante el
servicio una gasificación debido a las rupturas moleculares que se producen en
los transformadores.
Si se producen grandes
cantidades de gas, éste queda retenido en el transformador y puede provocar una
descarga eléctrica.
En función del diseño y
características del transformador, a veces es necesario que el fluido aislante
tenga una mayor tendencia a la solubilidad de los gases, evitando su
liberación.
El análisis de los gases
disueltos en el aceite es una de las técnicas más extendidas en la detección de
posibles fallos en los transformadores en servicio.
La CLASIFICACIÓN
de los aceites dieléctricos según su aditivación es:
No inhibidos: Son aceites
minerales refinados que no contienen aditivos antioxidantes.
Inhibidos: Aceites minerales
refinados que contienen un mínimo del 0,08% y un máximo del 0,40% de algún tipo
de antioxidante.
Escasamente inhibidos: Son
aceites minerales con un máximo del 0,08% de aditivo antioxidante.
Los ADITIVOS de los aceites
dieléctricos son:
Inhibidores:
Reacciones con los iniciadores de la reacción de oxidación en cadena formando
moléculas inactivas.
Pasivantes
o desactivadores: Actúan sobre los metales protegiendo a los
hidrocarburos de su acción catalítica a la oxidación.
Depresores
del punto de congelación
Aditivos
para incrementar la resistencia a la formación de gases.
Fuente: Cursos de formación. Cepsa Lubricantes.
Arturo Arbe Fernández.
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