martes, 1 de julio de 2014

Receta de cocina del grafeno.

             El grafeno es, sin duda, el material de futuro que más expectativas han despertado en la comunidad científica en los últimos años. Esta organización tan anómala de átomos de carbono, en disposición hexagonal, nos proporciona una sustancia de excepcionales y singulares propiedades, como son el hecho de ser  más duro que el diamante y ser, al mismo tiempo, flexible, elástico y transparente. Además es ligero y buen conductor, tanto térmico como eléctrico. [1]
                Es de suponer que tan singular material tiene un potencial brutal, desde el campo de la electrónica y la telefonía móvil, pasando por la industria aeroespacial, llegando incluso a plantearse su uso en preservativos [2].
                Sin embargo, los ingenieros que imaginan ese bonito futuro de película de ciencia ficción, se dan de bruces contra el hecho de ver que el grafeno se produce con métodos bastante caros, muy difíciles de aplicar para una producción a gran escala, y con la problemática de obtener un grafeno de mala calidad cuanto mayor es su capacidad de producción. Es en este terreno donde los ingenieros químicos e ingenieros de materiales tienen que rebanarse los sesos para solucionar el problema.
Tema que genera anualmente cientos de publicaciones científicas, buscando un método alternativo de producción o mejorando los ya existentes.
                Y es en estas cuando la revista Nature Materials se ha hecho eco de un método bastante curioso de obtención, llevado a cabo un grupo de investigadores del Trinity College de Dublín. Y es que este método destaca por su simpleza. Tan simple que parece una receta de cocina.
                Medio litro de agua, 10-25 mL de detergente, de 20-50 gramos de grafito y el uso de una batidora de cocina (eso sí, de alta potencia, unos 400w). Batimos de 10 a 30 minutos y, según este equipo de investigadores, se obtienen escamas micrométricas de grafeno suspendidas en el agua. Y son escamas de una buena calidad. [3]

 La base de todo esto parece ser que es un equilibrio entre el surfactante y el grafito, que permite la producción de pequeñas cantidades de grafeno.

                Lo interesante del trabajo de estos investigadores es la escalabilidad del proceso. Pasar de la taza de dibujitos del desayuno con escamas de grafeno a grandes tanques que consumen toneladas de grafito, con batidoras industriales...etc. Parece un camino más sencillo que el de otra técnicas.

La empresa británica Thomas Swan se ha interesado en el proceso con una suculenta inversión de 625.000 £ [4], que espera llegar a la producción de 1 kg/día de grafeno de alta calidad a finales de año.

Es un paso más hacia la producción barata del material más novedoso del siglo XXI.




[3] http://blogs.nature.com/news/2014/04/how-to-make-graphene-in-a-kitchen-blender.html
[4] http://www.thomas-swan.co.uk/news/thomas-swan-joins-graphene-race-announcing-%C2%A3625000-collaboration-crann-trinity-college-dublin

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