lunes, 9 de junio de 2014

Biorefine2G. El problema son los residuos.

En un artículo anterior expliqué el funcionamiento básico de una biorrefinería de segunda generación, que emplea materiales lignocelulósicos como materia prima para obtener bioetanol.

                El problema más importante de este tipo de instalaciones, aparte del elevado coste de procesamiento que en la actualidad tiene respecto a sus más directas competidoras de primera generación, es que se obtiene un residuo que ronda 30-40% de la alimentación, y que con este no se puede hacer gran cosa, salvo valorizarlo energéticamente en una caldera.

                Por ello, una de las vías de investigación que en la actualidad abordan la optimización del proceso se basan principalmente en  conseguir rentabilizar de otra manera estos residuos sin necesidad de enviarlos a la hoguera.
                Y es en esto cuando me entero de un novedoso proyecto BIOREFINE2G, coordinado por la fundación Novo Nordisk para la biosostenibilidad de la universidad técnica de Dinamarca.

                Este proyecto tiene por objetivo conseguir convertir estos residuos, que en su mayor parte están constituidos por lignina y polisacáridos sin procesar, en biopolímeros destinados a la industria del envase.

            El proyecto, que arrancó el pasado mes de noviembre, tendrá una duración de tres años y medio, y en la actualidad se encuentra en fase experimental de laboratorio, aunque si se espera que pueda llegar una aplicación industrial con posterior comercialización en la biorefinería de Borregard, en Noruega.

            Este no deja de ser interesante porque busca una salida sostenible y verde a un problema económico, paradigma inusual en la industria química, donde muchas veces estos dos parámetros están enfrentados, y el buscar la optimización de uno es a costa del otro.

A gran escala, este tipo de proyectos lo que intentan es acercar el esquema de funcionamiento de una refinería común al de una refinería.

            Si del cerdo se aprovechan hasta los andares, con el petróleo pasa tres cuartos de los mismo. Se le exprime al máximo para obtener todo tipo de productos, no solo gasolina y diesel. Por eso una Biorrefinería debería hacer lo mismo, y buscar salida a todo aquello que no la tiene.

            Por último, me gustaría destacar que España está bien representada en el proyecto con la participación del instituto tecnológico del plástico AIMPLAS, y la empresa ECOPOL TECH de Tarragona.


Podéis ampliar más información en http://www.biorefine2g.eu/

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