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miércoles, 25 de junio de 2014

Plástico fotoeléctrico

       Desde que el hombre puso a un burro con una zanahoria en la cabeza para mover un molino, no ha dejado de buscar, una tras otra, una fuente de energía cada vez mejor que la anterior. No iba de farol James Watt cuando afirmaba que vendía lo que la gente deseaba tener: energía.
               
  Y en esas estamos, cientos de años más tarde, buscando cual es la zanahoria que hace que el burro gire más deprisa. Es esa misma curiosidad la que ha llevado al hombre a buscar energía en el astro rey: Energía solar.
                
Ya, ya sé lo que pensáis. ¿Polímeros que generan energía solar? No recuerdo haberlo visto en la carrera... pero si, es un hecho. Existen.

             Cuando un ingeniero novato piensa en placas solares se acuerda de esas grandes y rígidas placas oscuras que quizás haya visto en un campo o instaladas sobre un edificio. Sin embargo hoy os voy a hablar de otro tipo de placas solares, que aun están en desarrollo, y que a primera vista llaman la atención por ser finas láminas flexibles, que te dejan la sensación de poder literalmente “empapelar” ciertas superficies.

                Se trata de células solares fotovoltaicas (OPV, organic photovoltaics) , en las cuales se sustituye el clásico silicio de los paneles que todos hemos visto, por una serie de polímeros que desempeñen la misma función.

El funcionamiento es el mismo que en las clásicas, empleando la energía de los fotones de la luz para obtener electrones mediante el efecto fotoeléctrico, que posteriormente se direccionan para obtener una corriente eléctrica.





                La virtud de este sistema versa en cómo se ha conseguido reproducir el comportamiento de un semiconductor mediante la mezcla de polímeros y fulerenos, que son los componentes claves de la capa activa. Esto es largo de explicar, pero en el enlace del final podréis saciar vuestra curiosidad.

                La luz solar puede entrar, de forma indiferente, desde cualquiera de los electrodos. Eso sí, la cara que está expuesta a la superficie tiene que tener el electrodo transparente y contar con una protección especial. Lo normal es usar un electrodo en forma de rejilla, de plata o de aluminio, con el objetivo de dejar pasar la mayor cantidad de luz posible.

                El polímero actúa como donador de electrones, y los fulerenos como aceptadores, que tienen como función mantener la separación de carga y asegurar que el par electrón-hueco no vuelvan a unirse. Posteriormente, mediante otras capas hechas con otros materiales, las cargas son guiadas hasta formar una diferencia de potencial, con la consecuente corriente eléctrica.[1][2]

                Los OPV nacen de la búsqueda de cómo fabricar placas solares a partir de materiales más baratos, y poder producirlos a gran escala. Sus técnicas de fabricación por impresión, recubrimiento, etc, son bastante más sencillas y baratas que las de sus predecesoras.  Además presenta la ventaja de manejar finas láminas completamente flexibles respecto a las rígidas placas de silicio.
                Sin embargo, estas células no suponen, de momento, una ventaja en el rendimiento (de por sí ya bajo) de este tipo de tecnología, aunque se han llegado a rendimientos del 10% [3].

                También presentan la desventaja de ser inestables, ya que se ven muy afectadas por la condiciones ambientales, como la humedad o el oxígeno, que pueden reaccionar con la capa activa, por lo que su vida en operación ronda desde los meses hasta el año, que poco pueden hacer frente a los 25 años de duración media de las tradicionales.

                Esta tecnología aun está en una fase muy prematura de su desarrollo, pero se está investigando con mucha intensidad en el campo. Prueba de ello es el crecimiento casi exponencial de publicaciones científicas sobre las OPV en los últimos años.

Si se quiere ampliar más información al respecto recomiendo la página de los investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca. Sin duda, están haciendo un buen trabajo.

[1] Zimmermann et. al., Solar Energy Materials and Solar Cells
[2] http://plasticphotovoltaics.org/lc/lc-polymersolarcells/lc-pol-why.html

[3] Green et. al., Progress in Photovoltaics: Research and Applications 2012

viernes, 13 de junio de 2014

Aplicaciones de los Líquidos iónicos

               Hace no mucho hice un artículo describiendo las  propiedades de los líquidos iónicos, así como la rareza de su propia naturaleza. Sin embargo, no mencioné aplicación alguna de dichos compuestos, lo que cual me lo reservaba para hacer un artículo más tarde. Y llegado el momento, aquí lo tenéis.

                Habíamos dejado claro que tenemos entre manos un compuesto que se puede comportar como líquido en condiciones fácilmente alcanzables en planta, con casi nula presión de vapor, con un buen poder disolvente, estable térmicamente y que además, podemos modificar sus propiedades en función de jugar con la pareja de iones que lo componen.

  • § Su estabilidad térmica unida a su baja volatilidad les proporcionan buenas propiedades para ser lubricantes.
  • §   Se está investigando en la actualidad la posibilidad de emplear los líquidos iónicos como absorbentes de CO2 [1]
  • § Se ha investigado la posibilidad de emplear ciertos LI como medio electrolito no acuoso para el procesamiento de combustible nuclear [2,3]
  • §   Su buen funcionamiento como absorbente unido a su baja presión de vapor y fácil regeneración lo hace idóneo para su uso como separador de azótropos en destilaciones extractivas. [4]
  • §  Se está estudiando la posibilidad de emplearlos como líquidos de transferencia de calor en sistemas de energía solar. [5]

                Y por último, como los seguidores asiduos del blog os habréis percatado, soy un amante de todo lo referente a los biocombustibles, y es aquí donde se encuentra también una aplicación fundamental.
                Hace poco hablé del proyecto Biorefine2G, que lo que hacía era emplear los residuos de las biorrefinerías de segunda generación para obtener otros productos de valor añadido, como son los plásticos. La opción de usar los líquidos iónicos en este proceso parte de la idea de que no hay necesidad de meter toda la biomasa en el reactor.
                En otras palabras, se ha demostrado [6]que los LI pueden fraccionar la biomasa. Es decir, estos LI disuelven o bien parcial y diferencialmente la alimentación a la planta, o bien pueden disolver todo y posteriormente, mediante la adición de ciertos compuestos, realizar una precipitación selectiva del componente de interés.
                La liginina, componente mayoritario en los residuos de este tipo de proceso, no se transforma en el reactor. La idea es poder separarlo con una pureza adecuada con anterioridad a la hidrólisis/fermentación , y a partir de esa lignina obtener otros productos de valor añadido, que serían imposibles de obtener del residuo.
                De momento todo esto está en fase experimental, pero sin embargo constituye una vía de investigación muy interesante para optimizar el funcionamiento de este tipo de instalaciones.    








[1] The Research Progress of CO2 Capture with Ionic Liquids. ZHAO Zhijn, DONG Haifeng and ZHANG Xiangping; Chinese Journal of Chemical Engineering, 20(1) 120129 (2012)  
[2] P. Giridhar, K.A. Venkatesan, T.G. Srinivasan and P.R. Vasudeva Rao (2007), Electrochemical behavior of uranium(VI) in 1-butyl-3-methylimidazolium chloride and thermal characterization of uranium oxide deposit, Electrochimica Acta, Volume 52, Issue 9, Pages 3006-3012 
[3] Ch. Jagadeeswara Rao, K.A. Venkatesan, K. Nagarajan, T.G. Srinivasan (2008), Dissolution of uranium oxides and electrochemical behavior of U(VI) in task specific ionic liquid Radiochimica acta, volume 96 
[4] Ionic liquids in separations of azeotropic systems –A.B. Pereiro, J.M.M. Araújo, J.M.S.S. Esperança, I.M. Marrucho, L.P.N. Rebelo. Universidad de Lisboa.  
[5] Banqui Wu, Ramana G. Reddy and Robin D. Rogers (2001). "Novel ionic liquid thermal storage for solar thermal electric power systems". International Solar Energy Conference: 445–451.  

[6] Production of Biofuels and Chemicals with Ionic Liquids. Zhen Fang Richard L. Smith, Jr. Xinhua Qi , (Springer).  

lunes, 9 de junio de 2014

Biorefine2G. El problema son los residuos.

En un artículo anterior expliqué el funcionamiento básico de una biorrefinería de segunda generación, que emplea materiales lignocelulósicos como materia prima para obtener bioetanol.

                El problema más importante de este tipo de instalaciones, aparte del elevado coste de procesamiento que en la actualidad tiene respecto a sus más directas competidoras de primera generación, es que se obtiene un residuo que ronda 30-40% de la alimentación, y que con este no se puede hacer gran cosa, salvo valorizarlo energéticamente en una caldera.

                Por ello, una de las vías de investigación que en la actualidad abordan la optimización del proceso se basan principalmente en  conseguir rentabilizar de otra manera estos residuos sin necesidad de enviarlos a la hoguera.
                Y es en esto cuando me entero de un novedoso proyecto BIOREFINE2G, coordinado por la fundación Novo Nordisk para la biosostenibilidad de la universidad técnica de Dinamarca.

                Este proyecto tiene por objetivo conseguir convertir estos residuos, que en su mayor parte están constituidos por lignina y polisacáridos sin procesar, en biopolímeros destinados a la industria del envase.

            El proyecto, que arrancó el pasado mes de noviembre, tendrá una duración de tres años y medio, y en la actualidad se encuentra en fase experimental de laboratorio, aunque si se espera que pueda llegar una aplicación industrial con posterior comercialización en la biorefinería de Borregard, en Noruega.

            Este no deja de ser interesante porque busca una salida sostenible y verde a un problema económico, paradigma inusual en la industria química, donde muchas veces estos dos parámetros están enfrentados, y el buscar la optimización de uno es a costa del otro.

A gran escala, este tipo de proyectos lo que intentan es acercar el esquema de funcionamiento de una refinería común al de una refinería.

            Si del cerdo se aprovechan hasta los andares, con el petróleo pasa tres cuartos de los mismo. Se le exprime al máximo para obtener todo tipo de productos, no solo gasolina y diesel. Por eso una Biorrefinería debería hacer lo mismo, y buscar salida a todo aquello que no la tiene.

            Por último, me gustaría destacar que España está bien representada en el proyecto con la participación del instituto tecnológico del plástico AIMPLAS, y la empresa ECOPOL TECH de Tarragona.


Podéis ampliar más información en http://www.biorefine2g.eu/